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Los mercados de animales y el origen del coronavirus COVID-19

La propagación de esta enfermedad NO es culpa de los animales, sino de lo que hacemos con ellos, con el ecosistema en el que viven y de cómo los juntamos y manipulamos de manera desconsiderada y cruel en un ambiente artificial.


FAADA


En estos días en los que el nuevo coronavirus COVID-19 está provocando miles de víctimas mortales, llevando al cierre de escuelas y comercios y obligando a personas de todo el mundo a quedarse en sus casas, nos gustaría ofrecerte algo de información sobre el origen y la propagación de esta nueva pandemia mundial.


En primer lugar: ¿qué son los coronavirus?


Los coronavirus son un tipo de virus que suelen causar enfermedades leves, como el resfriado, pero también problemas más graves como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).


Al igual que la gripe, los coronavirus suelen ser particularmente (pero no únicamente) peligrosos para personas con sistemas inmunes debilitados, personas mayores y personas con afecciones a largo plazo (diabetes, cáncer o enfermedad pulmonar crónica).



¿De dónde provienen?


Se cree que el nuevo coronavirus COVID-19 se originó en un abarrotado "mercado húmedo" en Wuhan (China), un lugar donde se venden animales vivos cuales marmotas, aves, perros, cerdos, tejones, conejos, murciélagos, serpientes, cigarras, escorpiones, ratas de bambú, ardillas, zorros, salamandras, tortugas, cocodrilos, pingolines, gatos de civeta, etc.


Todos allí como producto del tráfico ilegal. Todos abarrotados en jaulas llenísimas una junto a la otra: una mezcla perfecta de posibles enfermedades infecciosas.


Los mercados húmedos de hecho, se llaman "húmedos" porque los animales se suelen sacrificar frente a los clientes y son desollados “enviando” un cóctel de microorganismos al aire. La exposición a gotitas respiratorias, heces o fluidos corporales de animales, o de cadáveres y carne cruda, brinda muchas oportunidades para que nuevas cepas de virus infecten a los humanos.


Brotes anteriores


Lo hemos visto antes con el VIH/SIDA, el ébola el zika, la gripe aviar y la SARS, todas infecciones de origen animal. El ébola provenía de monos, infectados por murciélagos, y luego comidos por aldeanos que vivían en la selva africana.


Se cree que el brote de SARS de 2003, que mató a 774 personas, fue causado por un virus animal, quizás de nuevo por murciélagos, que se propagó a gatos de civeta y humanos en la provincia de Guangdong, en el sur de China.



Después de este brote, hubo una prohibición temporal en los mercados de animales salvajes en el país. Sin embargo, al poco tiempo estos lugares volvieron a estar operativos.


Con la llegada del coronavirus COVID-19, China trata ahora de prevenir la aparición de otras zoonosis (enfermedades de origen animal) mediante el cierre, por fin, de los mercados de vida silvestre y la eliminación definitiva de su comercio como alimento.


Una buena noticia, sin duda. Pero al mismo tiempo, el Gobierno chino no ha prohibido la otra gran vía de contacto entre humanos y animales salvajes: el comercio de animales vivos para su uso en la medicina tradicional.


Ahora bien, no te equivoques: la propagación de todas estas enfermedades NO es culpa de los animales, sino de lo que hacemos con ellos, con el ecosistema en el que viven y de cómo los juntamos y manipulamos de manera desconsiderada y cruel en un ambiente artificial.


Esta es la verdadera receta del coronavirus, algo que probablemente, ahora, nos cueste una recesión global y miles de vidas humanas.




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