En un año se reportaron en Estados Unidos pérdidas de más de mil millones de dólares.
Roberto Martínez
MERCY FOR ANIMALS
El consumo de leche de vaca continúa en descenso mundialmente, y según datos recientes de Dairy Farmers of America, tan solo en un año se reportaron en Estados Unidos pérdidas de más de mil millones de dólares.
Esta tendencia se ha observado desde principios de esta década y se pronostica que aumente gradualmente con cada vez más fuerza. Esto se debe en gran parte al incremento en la demanda de leche a base de plantas.
Las personas han optado por reducir o eliminar el consumo de la leche de vaca por diversas razones.
Es bien sabido que para producir productos lácteos se desperdicia una gran cantidad de recursos, especialmente agua, y un informe de 2018 reveló que tan solo las principales compañías de la industria de la carne y los lácteos son responsables de más emisiones contaminantes que empresas líderes de la industria petrolera.
Numerosos estudios han encontrado riesgos a la salud asociados al consumo de los lácteos que van desde problemas de acné, obesidad e incremento en probabilidades de padecer cáncer por la caseína que contiene.
Es por eso que cientos de atletas, médicos y nutriólogos se han pronunciado públicamente en contra de su consumo. Y la razón moral más apremiante es toda la crueldad que implica producir un vaso de leche.
Las vacas, como el resto de los mamíferos, solo producen leche para amamantar a sus crías, así que aquellas explotadas por la industria de los lácteos son inseminadas a la fuerza, y horas después de dar a luz a sus crías se las arrebatan, lo cual les causa un profundo dolor emocional.
Las crías serán asesinadas por su carne si son machos o explotadas por su leche si son hembras, quienes al final, también son asesinadas cuando su capacidad reproductiva disminuye.
Por estos motivos, la leche hecha de almendra, soya, coco, arroz y avena se han convertido en una gran alternativa a su contraparte animal para los consumidores preocupados por el ambiente y su salud, y que no desean financiar la explotación de los animales.
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